miércoles, 24 de junio de 2015


  Este fin de semana estuve en mi casa de campo, donde pasé gran parte de mi vida, la cual desarrolló una de mis grandes pasiones, los animales.
  Pues bien, al lado de casa hay una parcela con una casa abandonada donde un hombre tiene caballos, que desde muy pequeña, siento cierta debilidad por ellos, y el año pasado pude ver algo maravilloso, el nacimiento de un potrillo, Bravucón.
 Este hombre siempre que baja me deja entrar para pasar un rato disfrutando de los caballos, tomar fotos, acariciarles, darles de comer...
  Al volver este año, decidí hacer una visita, me sorprendí muchísimo de cuanto había crecido Bravucón, ya es mucho más alto que yo y sigue igual de tragón y travieso
 pude tomarle un retrato que aquí comparto mientras se le echaba la comida e intentaba que los demás no comieran, también comparto algunas del día de su nacimiento.

 

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